Existe un decir
popular que reza lo siguiente: “Nunca se
sabe por donde va a saltar la liebre” y es propicia ésta historia
aventurera, sucedida en el mes de agosto del año 1953, en plena dictadura
militar, y recordar lo que en una de esas madrugadas frías y con un cielo
despejado, donde el astro de la noche y los infinitos faros del universo, las
estrella y los luceros, se ponían de acuerdo con los serenateros, para que
pudiesen expresar el gran amor y amistad que alguno de ellos, sentía por alguna
de las muchachas de la pequeña y floreciente ciudad o mejor dicho el pequeño
pueblo que poco a poco se estaba convirtiendo en ciudad, los preparativos
llenos de emoción y alegría, invadía el espíritu de los tres protagonistas que
al pie de una ventana, esbozarían y verterían la pasión interna que alojaba el
espíritu aventurero de un corazón enamorado, bohemios al fin, ya que el
espíritu de libertad y aventura se apoderaban e invadían las fibras mas
recónditas de su ser, pero no eran sino trovadores, que habían decidido llevar
al pie de una ventana o balcón, un poema musical convertido en canción; los
preparativos para cumplir con el cometido, se iniciaba con la afinación de las
guitarras y el consabido reproche de uno de ellos a otro de los serenateros,
por alguna u otra razón, aparte de los reproches o indicaciones para iniciar el
cometido, recomendaban la buena presencia y la solución a los problemas
físicos, a fin de que en el momento de la serenata, no se desviara la
inspiración, se podría decir que era toda una logística, nada se improvisaba ya
que esa operación era muy bien planificada, entre esas planificaciones estaba
el número de canciones a ser interpretadas y cuales se vocalizarían de acuerdo
a la joven a quien se le iba a dedicar la misma, entre ellas, si era una
relación de amistad, de atracción o un noviazgo ya establecida o si se estaba tratando
de conquistar la su sodicha, y no podía faltar el despecho por una ruptura en el
idilio; al inicio de este recuento, se mencionó el pequeño pueblo que a pasos
agigantados se iba transformando en ciudad, he considerado, poner en ambiente a
los lectores y hacer una pequeña radiografía del pueblo mencionado, del
occidente del país, hoy día es la capital de Estado Yaracuy, San Felipe, a
pesar de que era una capital de Estado, su mentalidad era de pueblo y el
ambiente de provincia, en el mismo habitaban familias de connotadas reputación,
un alto lote de profesionales galardonaban nuestro sitio, o sea el pueblo
capital, existían sitios emblemáticos, como el barrio Independencia, la plaza
Bolívar, el Playón con su piscina muy bien mantenida, el Hotel Valle Verde, al
frente de la Plaza Bolívar
inaugurado el año de 1953 por el General Marcos Pérez Jiménez, siendo
Presidente de la republica, en la parte sur del pueblo capital, los restos de
otrora San Felipe el fuerte, y cerca, la placita Miranda, refugio de los estudiantes
del único centro de estudios de bachillerato,
el Liceo Arístides Rojas, el cual estaba situado entre la sexta avenida
y la séptima avenida, en la hoy día, Avenida la Patria , al frente de la Gobernación del
Estado, la Escuela Normal ,
casa de estudio de las damitas de la época, cuya vocación era el de ser
maestras, y en la quinta avenida el Parque Junín; por supuesto que no es la
intención hacer un recuento de San Felipe como era, sino formar una idea en el
sitio donde se desarrollarían estos eventos serenateros.
Regresando al sitio de partida, donde se
encuentran los trovadores, si es que se pueden llamar así, establecieron de una
vez por donde iban a empezar el recorrido serenatero, a la vez ya habían
seleccionado cuales divas iban a ser las afortunadas de recibir las notas de
las guitarras enamoradas y acariciarse el oído con la voz cantarina del poeta
nocturno, un trío, donde cada uno hacía su carta de presentación, con la poesía
musical que le tocaría interpretar ,era la una de la madrugada e iniciaron el
recorrido de este a oeste por la sexta avenida, el silencio sepulcral era la
orden del día, solo las pisadas prudentes de los integrantes del trío era lo
que medianamente rompía la paz y la mudez del momento, pasaron frente al cine
Yara y siguieron su rumbo a buscar la primera afortunada; en las orillas de la
edificación, que servía de mercado libre, un bulto bastante grande se veía en
la puerta del edificio, al indagar de que se trataba el bulto, se dieron cuenta
que era el de uno de los personajes populares del pueblo, que por nombre le
decían “el peón Alcina” el cual dormía placidamente sobre unos cartones, no
está demás agregar, que este personaje, ayudaba en el mercado a descargar los
camiones que venían de diferentes latitudes a ofrecer sus productos a los
clientes del mercado, se caracterizaba porque era un hombre muy rudo y con una
fuerza descomunal, si hoy estuviese vivo, tal vez lo llamarían “Hulk;” nuestros personajes, continuaron su recorrido
y al llegar a una de las casas de las afortunadas, esbozaron sus primeras
expresiones a través del canto, la recompensa no se hizo esperar, porque al
termino de esa prueba de fuego, se abrió el postigo de la pequeña ventana de
madera y recibieron como recompensa las gracias y una sonrisa madrugadora, ya
para despedirse, le entregaron otro poema musical, pero con la presencia de la
damita asomada en el postigo y detrás de ella la matrona de la casa, se
despidieron y se retiraron contentos y conformes, por la aceptación que
tuvieron en el primer acto, es de suponer que para aliviar la brisa fría que se
deslizaba lentamente a todo lo largo y ancho e la calle, no podía faltar la
eterna compañera de licor que les minimizaba el frío reinante, producto de la
brisa presente, los trovadores siguieron su recorrido intercambiando opiniones
referente a la primera interpretación, entre ellos mismo se daban el animo que
en ese momento necesitaban para en la próxima hacerlo mejor y ser mas
románticos; como en efecto, llegaron a la segunda casa en la cual estregarían
sus poemas musicales, aquí en ésta vivienda, habitaba una damita la cual había
sido novia de uno de los trovadores, el con el empeño y porfía de
reconquistarla, inició la entrega de su canción, para ellos, a pesar de haber
entregado unas tres canciones, no recibieron ni siquiera el destello de una luz
interna, encendida en el interior de la casa, se retiraron asumiendo que no había
nadie en la casa, pero el yo interno del reconquistador, se encontraba bastante
golpeado anímicamente, esto no los amilanó y siguieron su ruta para cumplir con
lo establecido, ya que consideraban una cuestión de honor lo que se habían
propuesto y no podían perder el tiempo ya invertido, una tercera casa donde
estaba galardonada con tres bellas niñas, las cuales eran un colirio para los
ojos del sexo opuesto, sus nombres Celina, Esperanza y Gloria, allí se
recuperaron anímicamente, porque al cerrar con la ultima canción, se abrió la
puerta de la casona y salió todo el grupo familiar agradecerles tal deferencia,
hasta el viejo de la casa les dio las gracias, de paso los detuvo por breves
minutos y empezó a narrarles sus aventuras de cuando muchacho, llegó el momento
a seguir con sus rondas de canciones, en la cuarta casa le dedicaron esta
melodías a una señora viuda de nombre Alba, esta dama les agradeció la alegría
que le insuflaron con tales poemas musicales, la razón de haber sido ella la
seleccionada para recibir las bondades de esos poemas musicales, es que su
esposo en vida fue un famoso serenatero y ella fue conquistada, cuando las
notas de la guitarra y su melodiosa voz, expresada por ese trovador errante en
las calles del pequeño pueblo, atravesaban las rendijas de la ventana de la
habitación donde ella dormía, todo serenatero, le rendía culto a lo que el fue
y el legado que dejó, con razón Doña Alba siempre disfrutaba de los poemas
musicales de éstos trovadores, su esposo fue el decano de estos hombres
románticos de la época, que desafiaban el frío madrugador por el solo hecho de
adornar con una melodía el frente de una casa, al pie de una ventana o balcón.
En el
recorrido que efectuaban, los comentarios no se hacían esperar, unos de
criticas otros de cuestionamientos y todo tipo de temas, razón por la cual ya
se les iban pasando las horas y todavía tenían un lote de casas que visitar con
sus canciones, algo que a ellos les preocupaba, porque se estaban dando cuenta
que el tiempo era muy corto, la solución que esbozaban era que si no
completaban la ronda de canciones en las casa señaladas, la terminarían al día
siguiente o mejor dicho la madrugada siguiente, de todas formas era la
madrugada del sábado, podían recuperarse y salir de nuevo en la madrugada del
domingo, ésta conversación los impulsó a seguir adelante y buscar la próxima
casa, ya era la número cinco, la hora era cerca de las tres de la mañana y
veían que no iban a cumplir con lo planificado, llegaron a la casa
seleccionada, allí rasgaron las cuerdas de sus guitarras y en trío, iniciaron
la primera canción, la cual fue opacada por los ladridos de dos perros que se
encontraban en el jardín y eran custodios de la casa seleccionada, luego
intentaron con la segunda, pero los perros no dejaban de ladrar y cuando iban a
iniciar la tercera, ya para retirarse, notaron
el destello de una luz en el interior de la vivienda, posteriormente se
abrió la puerta principal y de ella salió un señor bastante mayor para
agradecerle la serenata, a la vez
informarles que el estaba solo en la casa porque la niña se había ido a Caracas
a casa de unos primos que celebraban unos quince años, ellos se rieron de lo
ocurrido aunque no pudieron ocultar su decepción, continuaron su rumbo de
acuerdo a lo anteriormente planificado, llegaron a el Parque Junín y allí, se
detuvieron por breves minutos, aprovecharon la sombra de los árboles para
descargar la vejiga y luego continuar en la búsqueda de la próxima afortunada
damita, entre las sombras de los centenarios árboles, apareció una mujer con
signos de estar bastante tomada ya que casi no podía mantenerse en pie, les
exigió que le dedicaran una canción que a ella le gustaba mucho y la hacia
llorar, desgraciadamente para ella, no la pudieron complacer, porque no se
sabían la letra y nunca la habían oído, se disculparon con la mujer e iniciaron
su recorrido, por supuesto que no se retiraron lisos, porque la mujer en
cuestión, les dijo todo tipo de improperios bien cargados de obscenidades; subieron
hacia el Barrio Obrero y empezaron a buscar la dirección de la casa donde el
día anterior se habían comprometido a ofrecerles unas canciones a una damita
que había llegado de la capital, al fin consiguieron la dirección que buscaban
y empezaron afinar sus instrumentos o sea las guitarras y a escoger la canción
con la cual iniciarían la cita, una vez que estaban listo para iniciar lo
prometido, notaron un automóvil que se acercaba lentamente hacia ellos, no le
dieron importancia, ya que era común los curiosos en automóvil que se detenían
a oír las serenatas, el carro en cuestión se detuvo al frente de ellos, y los
serenateros les invadió algo de preocupación, motivado a que era una van color
verde perteneciente a la Seguridad Nacional ,
la policía política y represiva del gobierno del General Marcos Pérez Jiménez,
como se mencionó anteriormente, el gobierno de esa época era una dictadura
militar y cualquier evento desagradable podía suceder, de la camioneta se
bajaron dos de los agentes y se dirigieron a ellos, preguntando que quien era
el jefe presente, todos se vieron las caras, que no dejaban de ser de terror,
uno de ellos les contesto y se auto nombro como líder del grupo, una vez
identificado, uno de los agentes, les indicó que interrumpieran la serenata y
que cada uno abordara la camioneta, trataron de reclamar sus derechos, pero un
descomunal agente, les indico con el dedo puesto en su boca, que guardaran
silencio, no les quedó mas que resignarse a lo que podía suceder, los llevaron
a la sede de la Seguridad Nacional ,
una vez en la sede llegó el jefe estadal de la misma de apellido Ojeda, ordenó
que los pasaran a su despacho y nuestros trovadores, ya se veían en Guasina o
en el Dorado, una vez en el interior del despacho del jefe, trataron de indagar
el por que los habían detenidos, a lo que el jefe les informó que nadie los
había privado de la libertad, que había por parte de ellos un mal entendido,
que estaban allí por ordenes expresa de su persona, ya que requería que ellos
como cantantes serenateros, le hicieran un gran favor, resulta que el gran
jefe, tenía unos amoríos con una damita del pueblo, con muy buena posición
social y económica, y deseaba llevarle una serenata romántica a la vez entregarle
un ramo de flores, cuando ella saliera a darle las gracias, a partir de ese
momento a los serenateros les volvió el alma al cuerpo y muy diligentes se
pusieron a la orden del jefe, se dirigieron al sitio donde se iba a llevar a
cabo la serenata, lo cual fue todo un éxito, una vez que terminó el ritual, el
jefe de la Seguridad Nacional ,
les ordenó a sus agentes que los llevaran al sitio donde los habían recogido y
de paso les dio a cada uno, un billete de cien bolívares, por el favor
concedido…
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