Con apenas diez horas de estar volando solo,
despegues y aterrizajes, mi instructor el Teniente Rodrigo Pérez Pérez, me
instruyó para que saliera a la zona a poner en práctica lo que me había
demostrado y enseñado, en el vuelo de entrenamiento un día antes. Despegué mi avión y me fui a
cumplir con lo ordenado, efectué todas las maniobras que me había enseñado el
Instructor, menos la de emergencia, porque no estaba permitido que los cadetes
la pusiéramos en práctica si andábamos solos. Después que cumplí con la orden
dada por mi instructor, y haber puesto en práctica lo enseñado, se me ocurrió
la descabellada idea de visitar a mi novia desde el aire y darle un saludito.
En vista de que tenía la noviecita en el pueblo de San Joaquín, me salí de la
zona y me fui al sur del Lago de Valencia, me elevé a unos 7500 pies de altura, y
desde esas altura divisé el pueblo de las panelas, miré el reloj y eran las
tres y media de la tarde, mi avión respondía a las mil maravillas, el E-97,
viré norte franco y me piqué sobre los 140 mph . Que era la velocidad crucero del
avión, el todo era para ganar tiempo y poder regresar sin novedad, llegué a los
tres mil pies de altura, abrí la cabina y seguí descendiendo, hasta unos 2000 pies , me enfoque en
la calle Bolívar del pueblo, e inicie mi pasaje a todo lo largo de la calle. La
noviecita vivía cerca de la plaza, a esa hora no se veía un alma en la calle,
viré 180 grados y me regresé a todo lo largo de la calle, si me preocupé,
porque había salido mucha gente a ver el avión. El temor, que alguien llamara a
la Escuela reportando a un avión siglas tal, haciendo pasajes en el pueblo. Vire
hacia el sur y empecé a ganar altura, hasta los cinco mil pies, me fui
nuevamente a la zona de trabajo, llegué a Villa de Cura y me regresé para
entrar al tráfico, empecé a descender y en una de esas me encontré con un
nubarrón negro y no veía absolutamente nada, si noté que mi avión descendía muy
rápido y vibraba, la velocidad casi sobre pasaba las 200 mph . Por fin
aclaró, corté motor, empecé a recoger el
avión que respondió a las mil maravillas, a decir verdad, no aguantaba las
piernas por el descomunal susto. Había volado instrumento sin tener la menor
idea lo que era meterse en una nube, fue tanto el susto que en las primeras de
cambio, solicité permiso a la Torre de Control de Palo Negro, para aterrizar,
en esa Base, permiso que me fue concedido, aterrice en la base, estacioné mi
avión, me baje del mismo y me senté debajo de los planos. Algo raro sucedió,
que nadie fue a ver que me había sucedido y ¿por que había aterrizado en esa
Base estratégica?
Pasaron los minutos y como a la hora, vi
un T-6 que venía aterrizando, el mismo estaba piloteado por mi instructor de
vuelo y el Brigadier Miguel Ángel González. Me preguntaron el porque había
aterrizado en Palo Negro, y les conté lo sucedido, antes de aterrizar me
anduvieron buscando en la laguna, por que suponían que me había estrellado en
la misma. El instructor me ordenó el despegue y me regresé a la Escuela de
Aviación Militar. O sea que volé instrumental sin querer y saboreé lo que es
meterse en un mal tiempo sin conocer del vuelo instrumental…DIOS PROTEGE AL
INOCENTE…
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