martes, 20 de agosto de 2013

El enigma de la caja de agua...

Esta leyenda tiene su origen en la población de san Joaquín, mejor conocido como el pueblo de las panelas, la misma data de muchos años, pero nunca esta demás desempolvarla a fin de que sirva de conocimiento cultural y anecdótica a las nuevas generaciones, ya que todavía en el pueblo quedan personas que conocieron y fueron testigo de lo que aquí se va a narrar con relación a Manuelote y su amigo Oreja e’ Buey; cuenta la leyenda que en la época de la colonia, no existían entidades bancarias donde guardar y proteger el dinero, lo cual ameritaba que los grandes señores, mantuvieran su dinero guardado en sus casas, en un colchón una botija o en latas, esta practica se hizo insegura por la actividad que se estaba desarrollando en el país con el proceso independentista, las botijas y tinajas que servían para proteger y guardar el dinero era enterrado en lugares seguros, de igual forma las personas encargadas de abrir los huecos eran de una extrema confianza, bien un familiar muy allegado o un esclavo confidente si era mudo era mucho mejor. San Joaquín era un pueblo con sabor a aldea, los habitantes eran muy pocos y el desarrollo arquitectónico era alrededor de la plaza o alameda; se dice que allí habitaba un señor de alto linaje, quien poseía una inmensa fortuna en joyas y dinero, una mañana cualquiera se corrió la voz de unos facinerosos estaban planeando asaltar el pueblo y despojar de sus pertenencias a todos los ricachones de la localidad, este caballero, nervioso por los comentarios y aseveraciones se puso de acuerdo con un anciano intimo, el cual era su mantenido y un esclavo joven para enterrar el dinero y joyas donde nadie pudiera encontrarlo, decidieron hacerlo en un paraje del pueblo, donde posteriormente construirían la caja de agua, que surtiría del vital liquido a la comunidad de San Joaquín, una noche de luna clara, el trío de personas se encaminaron a un lugar previamente seleccionado, al llegar al sitio el esclavo, hombre de confianza, empezó su macabra labor, abrir el hueco para enterrar las riquezas del ricachón, una vez terminada su labor el esclavo, empezó a arreglar las joyas y el dinero en bolsas y en pequeñas cajas, las cuales protegerían la fortuna que estaba siendo enterrada, una vez terminada la faena por parte del esclavo, el anciano, sin cruzar palabras le asestó un palazo por la cabeza, quitándole la vida de inmediato, tirándolo al fondo del hueco, el anciano un hombre de barba y una contextura bastante fuerte, coloco el cuerpo del esclavo sobre los bienes del ricachón, el anciano dedicado a su labor, en un descuido, el caballero de alto linaje, tomo en su mano un estilete que portaba y se lo enterró al anciano en la espalda saliéndole por el pecho y asesinándolo de inmediato, ambos anciano y esclavo, se fueron a la tumba con el secreto del entierro, esta acción criminal le aseguraba al linajudo, el secreto eterno, del sitio donde había enterrado sus riquezas, de aquí surge la leyenda o la fábula, se comenta que en esos parajes, hace su aparición el anciano ofreciendo el tesoro a toda persona que se atreva ir a ese sitio, aquella persona que lo vea y no responda positivamente a los requerimientos del enigma, ve la transformación del mismo en un ser horripilante y grotesco, lo cual ha originado que muchos mortales que se han topado con el espanto, han quedado locos y mudos, su horas de aparición son las de la noche y antes se deja acompañar, con el canto de una ave agorera. Y esto fue lo que aconteció:
El tiempo transcurría apaciblemente en el pueblito de San Joaquín, la planta eléctrica de Don Eusebio González iniciaba su misión, de darle luz al pueblo, a las seis de la tarde, bajo el cuidado de garrafón, un popular personaje de la población, a las doce de la noche cortaba todo vestigio de electricidad y todo quedaba a oscura, el cine y el botiquín de Don Manuel García se veían repleto de personas, unos comprando las entradas para la película a ser proyectada esa noche y otros libando licor acompañados de las notas musicales que salían de los acetatos que conformaban la rockola, las películas por lo general, eran mejicanas con los protagonistas preferidos del público, como Jorge Negrete, Pedro Infante, Pedro Armendáriz, Tin-Tan, Resorte y no podían faltar las de Cantinflas, otras de corte vaqueras del lejano oeste americano, llamadas por el vulgo, películas de vaquera, las películas de corte de vaquero se iniciaban el domingo y terminaba los martes, conocidas como serie, otras veces las proyectaban en tres domingos si se tenia la suerte de que los acetatos o rollos de películas llegaran al pueblo sino quedaba la serie incompleta, las mas famosas series fueron "Batman", "Los peligros de Nioka", "Fuman Chu", "El potro pinto", "Flash Gordon", y en cuanto a las películas eran celebres, "Lo que el viento se llevo", "Sangre y Arena", "Cuando los hijos se van," otras que motivaban a los habitantes del pueblo eran aquellas películas donde trabajaban rumberas como María Antonieta Pons, Tongolele, Rosa Carmina y todas aquellas donde se mostraran piernas de las artistas famosas. Antes de comenzar las películas las personas se aglomeraban alrededor del carro de Morgado a saborear sus suculentas tostadas, quien a la luz de una lámpara de carburo le imprimía un aroma y un toque muy personal, otros se deleitaban con los raspados de Linito Puerta, siendo su característica particular los celebres vasos de casquillos, que servían de envase a el raspado solicitado, era común la siguiente frase "Linito déme un raspaos, y el le contestaba, espérese que no hay vasos, todos están ocupados" un personaje muy querido en el pueblo llamado por cariño "mano yoni" quien se convirtió en el zar del maní, con sus paqueticos a tres puyas, posteriormente cambio su ramo comercial por la venta de raspado y el celebre compuesto, el cual era raspado con chicha a el módico precio de un real; una vez iniciada la película, los alrededores de la plaza quedaba totalmente desolada, acompañada por la algarabía de las personas que presenciaban la película de acción, los mas pudientes asistían a el lugar llamado preferencia los que humanamente no tenían el bolívar para comprar la entrada, se iban a gallinero o patio, ya a las nueve de la noche la iglesia por intermedio de sus campanas con un lúgubre tañido informaba que era la hora para que aquellos que no habían ido al cine, se recogieran en el calor de su hogar ya que era hora de cederle espacio a los seres indeseables, era también la hora de privar al pueblo del preciado liquido, cerrando las llaves de paso de agua que abastecía la población; la persona que tenía como misión de cerrar las dos llaves en la caja de agua se llamaba Manuel, como era una persona bastante alto y fornido le pusieron el remoquete de Manuelote, las dos llaves eran, una la que permitía que el pueblo recibiera el agua y la otra era la que permitía la entrada del agua al tanque, proveniente del rio El Ereigüe, al este de la hacienda La Quinta se puede apreciar lo poco que queda de estas instalaciones que surtieron de agua por muchos años o décadas a la población de San Joaquín; Manuelote para darse animo siempre subía acompañado de su fraterno amigo que por sobrenombre le decían "Oreja e’ Buey" A pesar de que Manuelote siempre subía con temores al llegar al sitio no sentía miedo alguno, todo lo contrario, se quedaba hablando tonterías del pueblo u otro tema que a el le llamara la atención, una noche como de costumbre estando en el sitio, Oreja e’ Buey le dijo:

……Coño ñero, vámonos mire que es tarde y yo no me quiero encontrá con un bicho de esos que salen por aquí en estos parajes solo y oscuro.
…..Mire ñerito, ¿uste sabe que vaina es esta? Le decía Manuelote, esto es una peinilla tres canales, por si acaso aparece un guevón de esos ofreciéndoles entierros y otra coñas mas a uno, y va lleva mas plan, que si el mismo diablo aparece, a punta e’ plan le voy a quita la hedentina a azufre, deje el culillo, ¡…ta to..... Cagao… ¡
…..Bueeeno eta bien, yo se que uste es arrecho pero vámonos, pal pueblo y evitemos vainas, si es así no lo acompaño mas, coño Manuelote uste es muy frasquitero.
…..Hay que ve ñero Oreja, que ute usa esos pantalones pa tapase las bolas que de paso las tiene de adorno, ¡que cagada¡ vámonos, ¡culilluo.¡
…..No ñero Manuel, no lo vea así, la otra vez me dijo el ñero Gregorio que se vino a montale cacería a unas lapas, precisamente por estos laos, y vio un espanto, y a eso si le tengo miedo, ahí si soy culilluo.
…..Bueno, vamos a complácelo porque me esta trasmitiendo su culillo…!por complácelo¡ nada mas, ¡coño con lo que cuento de compañero, que cagada¡.
Esa era la reacción de Manuelote hacia su compañero, quien ni podía ocultar su nerviosismo a cualquier movimiento o alguna sombra que se proyectara, sin darse cuenta se encontraron con la calle "Negro Primero" del pueblo, la que le devolvió la tranquilidad a Oreja e’ Buey; antes de que cada uno se fuera a su casa, Manuelote, extrañado por el comportamiento de su compinche le pregunto:

…..Dígame Ñero, hoy lo noté raro, to enculillao, nunca lo había visto así, y tampoco con miedo, dígame… ¿Ute vio algo o sintió algo sobrenatural?
…..A decir verdad no vi nada, pero cuando estaba sentao en la piedra, sentía un frío en to... el cuerpo que me corría del cogote a las patas, parecía un pájaro con frío, estaba too....... espelucaos, tenia la impresión que alguien me veía fijamente, carajo ñero, mire le confieso que estaba to... chorriao, de vaina no me cague.
…..No hombre, eso es por el cuento y los embustes del lengüetero de Gregorio, los muertos ni los espantos ni nada de eso salen, eso es pura paja barata y déjese de esas pendejadas que ute esta muy grande pa la gracia, dígame si lo sabe Petrica, yo voy a tene que toma su lugar, y se reía Manuelote por sus ocurrencias.
…..Oreja e’ Buey, lo miraba de reojo y le decía, respete ñero, respete.
Cada uno se fue a su casa de habitación, Oreja e’ Buey vivía en los ojitos un barrio al sur del pueblo y Manuelote a una cuadra de la plaza bolívar, entre la calle Vargas y Arismendi.
A las cuatro y media de la mañana se levantaba Manuelote y era el primer cliente de la pulpería del Isleño, para hacer los mandados del día de acuerdo a lo que su madrina Jacinta le había ordenado que le trajera.

…..Buenos días Isleño, déme tres puyas de azúcar y me da cinco plátanos que estén maduritos, dos puyas de café, cuatro bolívares de carne salpresa que no tenga gusanos, que este buena pa esmecha, tres puyas de maíz pilaos y un real de queso pa la semana.
….. ¿Vas a pagá hoy o te lo anoto con lo anterior? Preguntaba el Isleño.
…..Anótelo con lo anterior, hasta fin de mes, le contestaba Manuelote.
       El Isleño, cuyo nombre era Narciso, ancló en el pueblo desde hacia muchos años atrás y a pesar de no saber leer ni escribir, llevaba su bodega de una manera exitosa, este personaje tenía una forma muy peculiar de llevar sus cuentas o control financiero, ya que su contabilidad, muy personal por cierto, la conjugaba con unas secuencia de rayas grandes y pequeñas lo cual de acuerdo al tamaño y la posición de las mismas representaban los bolívares, los reales y hasta la mas ínfima moneda, al combinarlas daba la cuenta con una exactitud impresionanteEl día para Manuelote, era bastante ajetreado, se levantaba a las cuatro y media, subía a la caja de agua con el fin de abrir las dos llaves que permitirían el suministro de agua al pueblo, a las cinco empezaba a llegar el agua a la población, una vez que hacía los mandados, al llegar a su casa, barría el patio, le servía la comida a unos cochinos que estaba criando, le ponía el maíz a las gallinas, recogía los huevos frescos e iba a la pulpería de Don Justo García a venderlos o casa de las matronas que confeccionaban las suculentas panelas que le dieron protagonismo al pueblo, regresaba a la pulpería de Don Justo, adquirir lo que le faltaba a su madrina para el mercado del día, después del almuerzo dormía una siesta de unas dos horas, se levantaba y luego se iba a bañar en unos perolones donde había preparado el baño con ramas de mastranto y borrajón, decía que eso lo curaba de las malas vibras de los envidiosos y malas gentes, nunca le faltaba su panela de jabón azul dentro de un cedazo para estrujarse y quedar completamente aseado.
En la mente de Manuelote, nunca se le cruzó una mala intención con nadie, muy enamorado y colaborador, estas cualidades lo hacían ver como un excelente cabeza de hogar y a la vez se había ganado el cariño de los habitantes del pueblo.
Durante los carnavales del pueblo, acostumbraba disfrazarse de mandinga y formar comparsas para irse a bailar a la plaza o recorrer las calles asustando ala chiquillería, haciéndolo con un traje rojo y un tenedor gigante del mismo color, en la semana mayor, repartía velas a la entrad del templo antes de iniciarse la procesión del día, tocaba las campanas, el jueves y viernes santo, recorría las principales calles del pueblo tocando la desaparecidas matracas, el miércoles santo en la noche era un cargador seguro del Nazareno, del cual era devoto y el viernes santo cargaba el Santo Sepulcro. En las festividades en honor a la Virgen Patrona del pueblo, La Virgen del Carmen, Manuelote, auxiliaba a Don Natividad Aponte abrir los huecos y construir la manga para los toros coleados, en la calle Sucre, su norte eran las navidades, montaba en compañía de su prima María, el nacimiento de la casa, ayudaba a las personas que construían el de la iglesia, que era considerado el nacimiento del pueblo, era el cachero del Grupo los Pastores de la comunidad y de vez en cuando portaba la estrella o bandera de algún grupo de parranderos, así de esta forma transcurría la dinámica vida de Manuelote, sin dejar de cumplir sus obligaciones del cierre del agua en la hora establecido por la Junta Comunal del pueblo.
Pueblo al fin, el dialogo entre sus habitantes y que siempre tomaba parte Manuelote, era como a continuación se señala:

…..Cónchale mano Marcelo… ¿Ute no va ve la película esta noche? Porque lo noto agazapadito, ¿Qué le pasa?
…..Gua…que me va pasá, lo de siempre, que estoy limpiando pa’ sembrá, mire ñero, me voltean cabeza pa’ bajo y no me sale ni el sucio.
…..Mire mano, esta noche empieza el potro pinto, es una serie y termina el martes, el muchacho es el que mientan Gene Austry, el de la guitarra, canta bonito, pero no se sabe lo que dice, hace pareja con Bob Steele, este carajo es chiquito pero pelea y pega duro.
…..A mi la que me gusta es la que van a pasa de nueve a once, "Cuando los hijos se van" bien bonita ñero, yo la vi y me gustó bastante, pero es muy triste y le confieso, llore que jode.
…..Bueno le pregunto, ¿Si esta ladrando como va entra?
…..Ute no sabe ñero que desde la cruz no se paga entrada, es gratis y al aire libre, mas tarde nos vamos una cuerdita y nos llevamos una botellita, ¿Quiere ir con nosotros?
…..Que bolas tiene Ute ¿va pal cerro a esa hora? Jum…cuidado como lo espantan, mire que en la caja de agua y sale un muerto bien feo, eso me lo dijo Oreja e’ Buey, que se lo dijo el lengüetero de Gregorio, con deciles que la otra noche me acompaño a cerra el agua y estaba mas cagao que palo e’ gallinero.
…..Dígale a ese pendejo, que muertos son los que se ven en la que mientan la segunda guerra mundial allá en Europa, aquí lo que salen son espantos y bien feos, pero yo a esa vaina no le tengo miedo.
…..Bueno ñero, el que no le oye consejo a Oreja e’ Buey no llega a viejo, sus ocurrencia las acompañaba con risas.
El cerro de la cruz se había convertido el balcón obligado para aquellos que humanamente no tenían el dinero para comprar las entradas, o sea el bolívar para preferencia y el real para patio o gallinero, en el cerro el audio era pésimo, prácticamente se oía pero no se escuchaba el dialogo, se disfrutaba con los movimientos de los protagonistas, sobre todo cuando se trataba de peleas o luchas entre dos personajes, lo cual dejaba satisfecho al espectador, tal como se menciono anteriormente, San Joaquín, durante la semana, a las nueve de la noche, aparecía la soledad y cerraba todo vestigio de vida, se apagaban las luces de las casas, el local del cine cerraba sus puertas y todos los mortales iban a cobijarse en sus hogares, otros mas osados, permanecían o se quedaban en los alrededores de la plaza, charlando o comentando la película u otro evento, no podían faltar las penetrantes notas del bronce de las campanas, a través de su tañido daban la bienvenida a las almas en pena, de igual forma era el exacto momento para que todos en el pueblo, se fuesen lo mas rápido posible a sus hogares, y evitaran el desagradable encuentro con la llorona, la sayona, el carretón o la mula manía, eran los espectros que deambulaban por las calles del pueblo.
San Joaquín, como todo pueblo de provincia, carecía de las mas elementales diversiones ya que todo giraba alrededor, en ir al cine, jugar bolas criollas, en familia unas partida de dominó y los domingos pasear en la plaza, durante el día del domingo era común irse al río del Ereigüe a refrescarse en sus cristalinas aguas acompañado de una carne asada o un sancocho a las orillas del río, el pueblo al igual que otras poblaciones sufría de un severo abastecimiento, motivado a la cruenta guerra mundial, de la cual se tenía informaciones a través de los diarios de circulación nacional, como la Ahora, La Esfera, El Heraldo, El Universal y las noticias que llegaban con un audio muy pobre de Radiodifusora Venezuela.
En relación al sitio, o sea la caja de agua se comentaba todo tipo de conjeturas, unos decían que en la noche hacía su aparición una bella dama muy ligera de ropa, que conquistaba a los hombres que por allí merodeaban en busca de aventuras, después de conquistarlo mostrándoles sus encantos, estos enloquecían al ver inigualable beldad, este enigma, empezaba a transformarse en una horripilante y grotesca figura que dejaba al buscador de aventuras completamente paralizado de horror, se aseguraba que esta alma en pena hacía su aparición en la quebrada de la jabonera, en la Hacienda Cura, aun en los actuales momentos se comenta lo mismo de su aparición, su estatura sobrepasaba la copa de los árboles lo que impulsaba a los aventureros a salir espantados del sitio.
Tal como se ha mencionado el corte de agua se efectuaba a partir de las nueve de la noche, era algo común lo cual se había convertido en rutina en el pueblo, los habitantes de la comunidad sabían que a partir de las nueve no tendrían mas agua hasta las cinco de la mañana, Manuelote era el responsable del corte del agua, una noche como solía hacerlo todos los días subió a la caja de agua, bastante temprano como a las siete con su compañero de farra el popular Oreja D’ Buey, al llegar al sitio de la caja de agua, se oía el chorro de agua que caía con bastante fuerza, Manuelote se sacó del bolsillo trasero una carterita de guarapita casera y una cajetilla de cigarrillos Bandera Roja, al fumarlos el humo se esparcía por todos los contornos de la instalación hídrica; abajo se veían las luces del pueblo, el cual simulaba un nacimiento, con las caídas de voltajes los bombillos de muy bajo vatios lucían como intermitentes.
Los osados amigos disfrutaban de todo cuanto les rodeaba, se envilecían con la vista que les mostraba el caserío a sus pies semejando un nacimiento viviente; el dialogo supuestamente era relacionado, con tal y cual jovencita del pueblo o de la infidelidad de alguna señora que algunas veces eran mas calumnias que realidad, así mismo hacían comentarios de alguna película que iban a proyectar durante la semana, pero el tema que mas le gustaba era el de el autobús accidentado al frente de la plaza por falta de un caucho y que ya iba para dos meses allí parado, así todo tipo de comentarios con tal de matar el tiempo.
Mientras tanto Doña Jacinta, la tía de Manuelote se preocupaba por la tardanza de su sobrino:

….. ¿Que le habrá pasado a ese muchacho? Que se fue desde temprano y no termina E’ llegar.
…..María, le contestaba.
…..Quédese tranquila madrina, usted sabe como es Manuelote, de disponedor, a lo mejor anda por ahí de farra y enamorao como es el, y como anda con el que mientan Oreja E’ Buey, ya que los vi juntos esta tarde..
…..!!Ahora si se monto la gata sobre la batea¡¡ segurito que regresa con una borrachera, a mi no me gusta naitica ese tal Oreja E’ Buey, no se ve mal muchacho pero harta mucho aguardiente.
…..Así se mantenía el dialogo entre Doña Jacinta y su ahijada María, mientras este dialogo se mantenía el par de amigos disfrutaban de aquel paraje oscuro y solitario, la compañía era el candil de los cigarrillos que semejaban luciérnagas en la oscuridad del sitio, el golpe seco de la carterita de guarapita cada vez que la colocaban en la acera de la edificación, la cual servía como mesa. Las horas fueron transcurriendo lentamente y era tanto la diversión de los amigos con sus conversaciones y ocurrencias que la gente del pueblo se extrañaba que a las diez de la noche no habían suspendido el agua, Manuelote, con sus cuentos, historias y comentarios variados se habían olvidado por completo de su responsabilidad, este al darse cuenta del retardo, procedió a girar las llaves del agua y de inmediato el silencio total se apoderó del sitio, continuaron los amigos comentando y a cada ocurrencia de uno de ellos, el silencio se veía entorpecido por las sonoras carcajadas que le provocaba lo comentado, uno que otro traguito de guarapita los animaba a continuar con su pequeña fiesta privada.

…..Ñero, son como las once de la noche, yo me voy a recostar un ratico, eso si me llama en quince minutos, mire que estoy bien prendío, y solo, me va costar bajar...Decía Manuelote a Oreja E’ Buey.
…..Échele bola ñero, duerma que yo lo llamo, aunque yo también estoy pelao.
Era tanta la rasca que tenía el Oreja que se internó en el monte a descargar su orine y bajo los efectos de la guarapita, se fue a su casa dejando solo a Manuelote sin acordarse de lo que su amigo le había pedido, se hizo la señal de la cruz y empezó a bajar del cerro rumbo a su casa.
Mientras tanto Manuelote, estaba acostado durmiendo plácidamente en la acera de la vieja instalación, no se daba cuenta que se encontraba solo en el sitio, súbitamente despertó y sintió un escalofrió que le invadió todo el cuerpo, a la vez oyó muy cerca el triste canto de un pájaro agorero, como amenizando el lugar y advirtiéndole de que algo sucedía a su alrededor, Manuelote, se sentó en la orilla de la acera y al voltear hacia la piedra donde había dejado, antes de dormirse a su amigo Oreja E’ Buey, vio una silueta sentada, pero de espalda a el, si notó que era de un color grisáceo transparente.

"...Ñero Oreja, es hora de bajar al pueblo, mire que es tarde, vámonos pal carajo, es muy tarde pa’ estar por estos parajes solos, vacié yo bajo solo…."
Lo que preocupó y asustó a Manuelote, es que no recibió repuesta, sino en leve movimiento de cabeza hacia atrás y adelante, este, se paró del sitio donde había dormido plácidamente y se dirigió donde estaba su amigo, al tratar de tocarlo se dio cuenta que era un señor bastante mayor con una barba blanca, de inmediato todo el licor que había tomado dejo de hacer efecto sobre su cabeza, recuperando su estado normal, el anciano se puso de pie y dándole el frente le dijo con voz de ultratumba:

…..Soy un alma en pena, quiero que me ayude a salir de esta dimensión, te muestro estas riquezas, morocotas, joyas y dinero, son tuyas desde ahorita mismo, serás muy rico para el resto de tu vida, pero tendrás que darme a cambio uno de tus seres mas querido para que sea mi compañero en el infinito.
Manuelote, con los ojos desorbitados y el rostro pálido de miedo, se negó a tal petición, cuando esto sucedía empezó a rezar y proferir una serie de insolencias y a gritarle al alma en pena que lo dejara tranquilo, a todas estas el espanto se le iba acercando lentamente y sufriendo una transformación en un ser horripilante y a sufrir diferentes cambios en su rostro, acercándose mas y mas a Manuelote, creía que era una pesadilla, pero se dio cuenta de la realidad cuando rodó barranco abajo tratando de escaparse de las garras de ese ser sobrenatural que trataba de agarrarlo.
Al volver en si, se encontró en una camilla del Centro Medico, diagonal a la plaza Bolívar, empezó a gritar y proferir incoherencias, solo decía…"Pan-Pan, un millón, dos millones, joyas, dinero muy rico muy rico"… y se encerraba en una mirada vaga como viendo al infinito.
A pesar de que era de madrugada, el centro medico se encontraba repleto de personas, en vista de que en el pueblo no había luz a esa hora, utilizaron lámparas de gasolina para mantener la claridad en el consultorio donde se encontraba Manuelote con el medico que lo atendía, la solidaridad estuvo presente todo el tiempo ya que amigos, familiares y curiosos se apersonaron en el Centro medico, Doña Jacinta y su ahijada María, le habían colocado en el cuello los escapularios de la Virgen del Carmen, ambas, con lagrimas que le corrían por las mejillas, ofrecían una promesa a la patrona del pueblo, la Virgen del Carmen, con tal que su ser querido pudiera salir de ese desagradable trance, la presencia del párroco, un cura pasionario de apellido Macaya, hizo acto de presencia por el tiempo que duro Manuelote en el Centro Medico, en la cara del paciente se reflejaba el terror con un gran pánico interno, del que no había forma de que saliera de el, se encontraba con las manos y piernas recogidas hacia el pecho volteando y buscando algo hacia los lados.
El comentario y conjeturas en el pueblo duró muchos años, Manuelote estuvo recluido en su casa de habitación, Doña Jacinta y María se esmeraban por darle la mejor atención, pero la expresión de pánico y terror no se borraba de su cara, mas aun cuando caía la noche, Manuelote no volvió a ser lo que era antes del macabro encuentro, el vital liquido empezó a correr toda la noche porque nadie se atrevía a subir a la caja de agua después de las nueve de la noche, una vez que Manuelote logró una leve mejoría, no hablaba y solo atinaba a introducirse el dedo en el conducto auditivo, pegaba unos pequeños brincos y entonaba una letanía , que se llevó a la tumba cuando falleció, su letanía era siempre la misma y decía….Pan-Pan-Pan, un millón, dos millones- Pan-Pan-Pan, después lo bautizaron Pan-Pan…HISTORIAS PUEBLERINAS QUE SON VERDADES.      





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